Volvemos a la carga con el segundo post dedicado a los beneficios -que no son pocos-, de consumir frutos secos. Si hace unos días hablábamos sobre los pistachos –recuerda aquí el post-, hoy le toca el turno a las almendras.
Estudios realizados han demostrado que aquellas personas que comen las almendras de manera frecuente, es decir unas cinco veces por semana, tienen un cincuenta por ciento más de posibilidades de reducir el riesgo de padecer un infarto y otras enfermedades cardiovasculares. Las almendras además fortalecen y protegen las paredes de las arterias frente a cualquier daño que se pueda presentar en ellas.
Este fruto seco es beneficioso para nuestros huesos y dientes ya que es una gran fuente de fósforo. Además, las almendras son perfectas para controlar el peso y además, su consumo frecuente, permite reducir el riesgo de padecer enfermedades degenerativas como el Alzheimer.
Las almendras son una de las pocas fuentes de proteínas vegetales que contiene arginina, un aminoácido esencial para los niños. A pesar de su aspecto seco, la almendra posee una cantidad notable de fibra soluble, concretamente un 10%. Es ideal para estimular los movimientos intestinales y para conferir sensación de saciedad.
Las almendras y en general todos los frutos secos son alimentos de gran utilidad para nuestro organismo, los cuales otorgan muy buenas cantidades de fibras -como decíamos anteriormente-, abundantes proteínas, minerales, vitaminas B y E y grasas saludables. Son el complemento ideal para obtener energía de manera natural, para prevenir el riesgo de enfermedades de una manera muy fácil y sin tener que hacer ningún tipo de esfuerzo o sacrificio.
La manera más común de disfrutar las almendras es añadiéndolas a las ensaladas, en batidos, en diferentes postres, solas… Elige la manera que más te guste y… ¡empieza a cuidarte! Recuerda que en nuestros supermercados ecológicos puedes encontrar este y otros frutos secos.
Fuente: Mejorconsalud.com